En el antiguo calendario romano, el año estaba compuesto por 10 meses que empezaban en marzo (ver el artículo dedicado a diciembre)
El periodo entre diciembre y marzo, un tiempo de unos 60 días, no tenía registro en el calendario, seguramente por no haber durante ese tiempo actividad agrícola o religiosa. Finalmente se incluyeron Enero y Febrero al inicio del calendario, y Marzo pasó a ser el tercer mes del año.
Enero debe su nombre al dios Jano, el Dios que en la mitología Romana simbolizaba el dios de las puertas, de los comienzos y los finales, y se representa con dos caras mirando hacia ambos lados de su perfil. Sin duda un nombre apropiado.
Los romanos consideraban que auguraba buenos finales.
En bajo latín hispánico se llamó janairo, luego en lengua romance janero y finalmente enero. En portugués se asentó janeiro, en inglés january, en francés janvier, en italiano gennaio, y en valenciano gener.
Fuentes: