Por Nacho Gascón.
Profesor de Formación y Orientación Laboral.
iesperemariaorts.
Una de las prácticas de enseñanza-aprendizaje más interesantes que he conocido es la llamada Práctica de Recuperación o del Recuerdo.
En realidad, es algo que muchos profesores realizamos en algún momento, pero verlo escrito y fundamentado me ha permitido identificarlo y trabajarlo consciente y específicamente.
La Práctica de Recuperación (PdR) es un método para mejorar el proceso de memorización a largo plazo.
Memoria de trabajo y Memoria a largo plazo.
De acuerdo a la Teoría de la Carga Cognitiva, distinguimos la memoria de trabajo que utilizamos para manejar nuevos conceptos. Es «el espacio mental limitado donde solemos ir a pensar» (Clark, Kirschner y Sweller, 2012, p.8) .
Esta memoria es muy limitada en la cantidad de información que puede manejar a la vez, y tiene una duración breve (ver vídeo de la curva del olvido) , pero es el primer paso para incorporar la información a la memoria a largo plazo, donde se relacionará a modo de «piezas» con información ya conocida y se consolidará a modo de esquemas cada vez más complejos.
Esta memoria a largo plazo es ilimitada y rápida. La información almacenada puede fluir rápidamente y permite generar nuevas relaciones y ser aplicada a nuevas situaciones en el futuro.
Esto se ve con claridad a la hora de aprender un idioma: al principio necesitamos pensar la palabra antes de decirla (memoria de trabajo). Cuando esa palabra ha sido totalmente incorporada a la memoria a largo plazo, podemos usarla de manera automática y utilizarla para construir frases de acuerdo a la necesidad comunicativa en cualquier contexto.
El conocimiento experto de algo sería la consolidación de esquemas complejos de información a los que podemos acceder rápidamente (inconscientemente), y que permiten generar nuevas relaciones y aplicaciones.
Formas de consolidar la información a largo plazo.
Por muy pesado que nos parezca y sobre todo, le parezca al alumno, la única forma de memorizar a largo plazo es la repetición (la importancia de la emoción se reconoce en la memorización, pero no hay que olvidar que su impacto viene demostrado fundamentalmente por el recuerdo persistente de traumas vividos).
Una forma habitual de conseguir la consolidación a largo plazo sería mediante el estudio, lectura, relectura, esquematización y subrayado de la información. Esta forma pretende «meter información» en la cabeza del alumno, y es válida, pero la Práctica de Recuperación propone «el proceso de sacar la información de la cabeza del alumno» como forma de potenciar la consolidación.
Cuando explicamos, el alumno empieza a manejar esa información y la mantendrá, a falta de refuerzo y repetición, unos días en su memoria. La PdR indica que la mejor forma de consolidación es la realización habitual de pruebas espaciadas en el tiempo que fuercen habitualmente al alumno al recuerdo de la información: preguntas sobre lo explicados, pequeñas redacciones sobre el tema, cuestionarios multiopción, preguntas directas, pequeños casos prácticos, etc, realizados de manera habitual.
Una de las conclusiones de la PdR es que, aún favoreciendo ambas la memorización a largo plazo, la práctica del recuerdo obtiene mejores resultados que el reestudio en la consolidación de la información.

Algo importante y sorprendente para mi ha sido cambiar la idea de la utilidad del examen. Resulta que a parte de permitirme obtener una calificación, la prueba está favoreciendo el proceso de consolidación. El examen es parte del aprendizaje, no solo su medida.
Esto no quiere decir que no haya que hacer estudio y reestudio. De hecho, si el alumno no sabe nada, nada podrá recordar. Pero una vez se va incorporando la información mediante explicaciones, lecturas, estudio, la práctica del recuerdo se vuelve más efectiva y puede fijarse como estrategia fundamental.
¿Deben calificarse las pruebas?
Otra de las ventajas indicadas de la PdR es que al someter al alumno habitualmente a pruebas éste se va acostumbrando a la situación, y su «ansiedad » se reduce. Cuando llegue a la prueba calificable, el alumno estará más acostumbrado a ella.
La recomendación es que las pruebas habituales no se califiquen, o no todas. No calificando las pruebas disminuimos los nervios y favorecemos el proceso de recuerdo y consolidación. Lo que sí se recomienda es su evaluación, y a ser posible, autoevaluación y registro por parte del alumno de los contenidos que no están consolidados.
Esta evaluación indicará por donde debe dirigir el alumno su esfuerzo de repaso (hay que tener en cuenta también que la puesta en marcha de una PdR sistemática generará una cantidad enorme de resultados que no puede ser completamente procesados por el profesor).
Además, la autoevaluación por comparación de la respuesta dada con la respuesta correcta (mirando el libro o los apuntes) justo después de la prueba tiene efectos muy positivos en el aprendizaje. (Este aspecto lo comentaré en otra entrada).
Más información sobre la PdR
- Puedes consultar la web: www.retievalpractice.org, donde hay información amplia sobre la Práctica.
- Aunque hay una amplia investigación científica sobre la memoria y la PdR. El estudio más importante lo realización los psicólogos cognitivos Roediger y Karpicke en 2006. Enlace aquí. Un artículo sobre esta investigación en español, aquí.
- Un resumen divulgativo (en español) de la PdR puede consultarse aquí.
Relacionándolo con el simulacro de la PAU, según esta teoría, su utilidad para la consolidación de la información y acostumbramiento psicológico es incuestionable.